El agua es un bien público y un recurso limitado y frágil. Su acceso es un derecho humano. Debemos cuidarla y gestionarla con criterios sociales y no sólo económicos.
Necesitamos asegurar un reparto justo y sostenible del agua.
Necesitamos potenciar los modelos de agricultura sostenible y proteger los ecosistemas acuáticos y caudales ecológicos de los planes hidrológicos.
Adecuar los seguros agrarios a la nueva realidad climática. Es el momento de acelerar la transición justa en el sector primario.
Necesitamos garantizar el abastecimiento humano como uso prioritario, como indican la Ley de Aguas y el derecho internacional.
Agua para la gente, no para regar campos de golf.
El cambio climático está convirtiendo gran parte de España en un desierto.
Es necesario actuar ya para que los efectos de la sequía y las olas de calor no los paguen las mayorías, mientras se enriquecen los de siempre.
La política agrícola debe ser una política de Estado.
Twitter SUMAR 10/05/23
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